Las organizaciones que prosperan en entornos complejos no son las más jerárquicas ni las más caóticas.
Son las que saben escucharse, adaptarse y decidir de forma coherente.
La sociocracia no es una utopía: es una práctica organizativa viva, basada en principios claros y herramientas concretas.
Permite compartir el poder sin perder eficacia, crear estructuras adaptativas y tomar decisiones con sentido colectivo.